Para Lola el día transcurre entre presiones, pero ella cumple con su trabajo sin pensar mucho en él: Es teleoperadora de una entidad financiera y desde su minúsculo cubículo, llama a los que deben más cuotas para recordarles que cuando es cuestión de dinero, no hay excusa que valga. El teléfono le permite mantener la distancia suficiente, pero un día todo se tuerce hasta dejarla sin respuesta.

Creado por el 2016-01-25

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