Un virus mata a todas las vacas del planeta. La carencia de asados y dulce de leche, festines donde los argentinos realizaban sus catarsis y exorcizaban sus demonios; hace que se tornen una raza detestable. Infelices, violentos, deprimidos. La carne sintética, espurios intentos por satisfacer la desesperada demanda, lo único que logra es agravar la ya terrible depresión. El Apocalipsis es inexorable. Sin embargo, todavía hay algunos, los mas devotos, que guardan una última esperanza. Que todavía creen en la resurrección de la carne.

Creado por el 2015-12-29